viernes, 22 de enero de 2010

“Me ha llegado una revelación tabú, una balada cantada por la parvada de buitres de la defunción absoluta: El infinito es la carencia del todo universal imperecedero, solo podemos acceder al único conocimiento innegable, suficiente para comprender nuestro realidad: la muerte es el único valor, nuestro único fin y objetivo, es el manto de una madre que cobija a su hijo en el útero de la oscuridad; pero la misma muerte, al obsequiarnos tan vehemente develamiento hace que se desmorone toda forma de tentación. Muerte y absurdo caminan de la mano como dos almas gemelas. Los maestros del engaño enaltecen la vida, como el pastor que protege a su ganado solo para más tarde poder sacrificarlo y obtener todos los beneficios de su carne muerta.
Una bala en la cabeza de todos los humanos seria la única muestra de orden en este mundo entropico.”

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