sábado, 31 de octubre de 2009

Paralelismo entre humanos y basura.

“Cuenta la historia que Diogenes en cierta ocasión, gritó: "¡Hombres venid a mí!» Al acudir una gran multitud les despachó golpeándolos con el bastón: «Hombres he dicho, no basura»."

jueves, 29 de octubre de 2009

Schopenhauer como educador.

Al preguntársele cuál era la característica de los seres humanos más común en todas partes, aquel viajero que había visto muchas tierras y pueblos, y visitado muchos continentes, respondió: la inclinación a la pereza. Algunos podrían pensar que hubiera sido más justo y más acertado decir: son temerosos. Se esconden tras costumbres y opiniones. En el fondo, todo hombre sabe con certeza que sólo se halla en el mundo una vez, como un unicum, y que ningún otro azar, por insólito que sea, podrá combinar por segunda vez una multiplicidad tan diversa y obtener con ella la misma unidad que él es; lo sabe, pero lo oculta como si le remordiera la conciencia. ¿Por qué? Por temor al prójimo, que exige la convención y en ella se oculta. Pero, ¿qué obliga al único a temer al vecino, a pensar y actuar como lo hace el rebaño y a no sentirse dichoso consigo mismo? El pudor acaso, en los menos; pero en la mayoría se trata de comodidad, indolencia, en una palabra, de aquella inclinación a la pereza de la que hablaba el viajero. Tiene razón: los hombres son más perezosos que cobardes, y lo que más temen son precisamente las molestias que les impondrían una sinceridad y una desnudez incondicionales. Cuando el gran pensador desprecia a los hombres, desprecia su pereza, porque por ella se asemejan a productos fabricados en serie, indiferentes, indignos de ser tratados.

viernes, 23 de octubre de 2009

Una reflexión sobre la volitiva necedad maternal.




Las mujeres embarazadas causan tanta repulsión como lo causaría una sabandija si se circunscribiera insolentemente frente a nuestros absortos ojos. Desde el momento de avistar su vientre deformado no se puede rastrear otro hedor que no sea el de cadáver. Sabemos en el fondo que esa mujer ha de escupir un muerto al mundo pero el asunto es que homenajeamos el acto de engendrar como si se tratase de un gran colofón obtenido y merecido por grandes personajes. Más allá de la imagen de indefensión que proyectan las falseadas mujeres preñadas se perfila el trasfondo del acto de procrear. Mientras las mujeres hacen gala de su bulto en el abdomen, como si fuese un trofeo del cual podrían estar orgullosas, habremos ciertos espíritus sensibles a toda envoltura mortuoria en la vida por lo que no tardaremos en percatarnos de la perfidia y villanía de dichas mujeres. Dichas madres no son más que opresoras paridoras de individuos que habrán de venir al mundo solo para sucumbir ante la muerte, que habrán de abrir los ojos solo para aprender a que algún día los cerraran de forma irreversible. El acto de nacer sin nuestro consentimiento es el primer suceso de tiranía al que debemos acostúmbranos como seres vivos, para después subyugarnos a toda una serie de gravámenes, imposiciones y porrazos que la vida y el mundo mismo nos entregaran como compensación por el simple hecho de seguir respirando. Al nacer lo único que se nos confiere es una conciencia que habrá de desenterrar un hallazgo estremecedor tarde o temprano: el absurdo de la vida, el vació de toda existencia, lo baldío de todo anhelo, lo efímero de la vida y lo perpetuo de la muerte. Las mujeres que desean ser madres van mas allá de la infamia de Hitler y en su monumental soberbia y egoísmo desean operar como Dios y tener a su antojo, al igual que el, un puñado de títeres precipitados a su merced dentro de un gran baúl oscuro al que habrán de acostumbrase a colisionar violentamente en su corta estadía escénica.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Los Humanos tambien son Carne.


"Si la capacidad para poder razonar es lo que nos eleva a la cúspide jerárquica del reino animal y justifica el respeto absoluto a la vida de nuestros semejantes humanos en perjuicio del resto de las especies, ningún argumento nos impedira someter,asesinar y devorar a aquellos humanos que carezcan de dicha capacidad.

La condena de la antropofagia es éticamente insostenible y totalmente contradictoria si quien la pronuncia es un carnívoro, pues los humanos también son carne."---Looking for an answer.

Los humanos que defienden el consumo de carne y al mismo tiempo condenan el canibalismo han perdido precisamente la supuesta cualidad humana de la "razon" y la "inteligencia". Dichos tipos usan el lenguaje solo por instinto, mas nunca relfexionan acerca de la situacion de los simbolos linguisticos y la logica de las acciones huamanas, la relfexion se ha quedado enbotellada.
Hipocritas ¿Quieren acabar con el hambre? ¿Quien acabar con la pobreza?, pues entonces les digo: Devoraos los unos a los otros y no pasarais ni hambre ni pobreza!!!

viernes, 9 de octubre de 2009

Epitafio 14

"Nosotros odiamos un mundo colmado de insectos, y aquellos que juran que éstos son hombres mienten: la masa de perdición no ha sido jamás de hombres, sino de rechazados, y ¿desde cuándo un autómata espermático debe ser mi prójimo? Si es necesario que éste sea mi prójimo, yo digo que mi prójimo no existe y que mi deber es el de no asemejármele en nada"

Epitafio 13

Nuestros maestros son unos bufones o unos sofistas, unos exorcistas o unos hipnotistas, buscan ganar tiempo sobre el caos y sobre la muerte, pero ya no evadirán lo irreparable y vamos derecho a la catástrofe. Las ideas más mortíferas nos esperan al paso y ya no tendremos la capacidad de eludirlas cuando las necesidades nos tomen por la garganta para metamorfosearnos en fieras, nos acercamos al borde fatal y en cuanto seamos confrontados con éste, abdicaremos todas nuestras ilusiones humanitarias y arrojaremos a nuestros adversarios al precipicio. La exterminación será el común denominador de las políticas por venir, y la naturaleza se sumará agregando sus furores a los nuestros. El fin del siglo verá el Triunfo de la muerte, el mundo abrumado de hombres se descargará del peso de los vivos en demasía, no subsistirá isla en la que los poderosos puedan ocultarse al infierno general que nos preparan, y el espectáculo de su agonía será la consolación de los pueblos que extraviaron. El orden futuro será el legatario universal de nuestros fracasos, y los profetas, enmedio de nuestras ruinas, reunirán a los sobrevivientes.