domingo, 29 de noviembre de 2009
Mira a ese carpintero colgado grotescamente de esa cruz de tormentos. Nos ha ordenado que debemos amar al prójimo y ofrecer la otra mejilla si el tal prójimo nos la golpea. Que mandato tan mezquino la de este judío y que código tan mas disparatado. ¡El trasfondo de este mandamiento es que nos ultrajemos y rebajemos a asemejarnos a una pila de asquerosos gusanos! Yo digo que ese loco rey judío mereció ser crucificado por ingenuo y que por cada bofetada recibida por el tal semejante nosotros debemos reembolsarla siete veces. La filantropía es la más grande patraña pregonada por los más grandes mentirosos. Nosotros, por el contrario, juzgamos duramente a los gusanos, los humillamos cuando podemos y tiramos violentamente de sus mascaras y ya habiendo tirado por la ventana sus falsos moralismos no nos queda otro remedio más que despreciar a nuestros semejantes.
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